Fuimos todos a ver el fuego arder con Los Espíritus.
Uno entra al movimiento de la fila, te chequean, pulsera, estás listo. La sangre te hierve por el mojo que sabes que va a tener este concierto.
Para calentar la atmósfera empieza Alkaloides y uno no puede más que empezar a mover los pies y la cabeza, de lado a lado. Ves la agrupación, ¡es tan joven! Con esos cambios donde entra el Techo en la percusión haciendo sonar ‘Película de Bajo Presupuesto’ tan fiel, y la coreas; viendo como todo se empieza a teñir de un rosa listo para convertirse en amarillo desierto, o colores tierra, de esa sinestesia que vendrá de la mano de Los Espíritus.
Escucha a 'Alkaloides' en Spotify, dedea la imagen de abajo.
Con Metronomy y salsa esperamos, cada vez tornándose más larga. La impaciencia se llena, la gente chifla, ¿ellos bajan o no bajan? ¿Acaso son malas noticias? Es un buen tiempo de espera cuando se los ve salir con instrumento en mano.
Mientras van pasando empieza el vitoreo y regresa la emoción, todo se conecta al escenario, la gente incluida. Y se arma un remolino del sonido creciente de sorpresa, cuando desde el micrófono se escucha el célebre verso, “no puedo verte triste porque me mata”, y la gente respondiendo el resto de la letra en memoria del gran JJ.
Infinita Gratitud, Agua Ardiente fluyendo, Los Espíritus rompiéndola. La casa llena coreaba todos los temas y estampidas y pogos se venían en los altos momentos de temas como Jugo, Perdida en el Fuego, Negro Chico, Perro Viejo y más.
La sed se saciaba con biela y se sudaba en el pogo, mientras desde un escenario estos argentinos movían a 500 personas al ritmo eterno del Alto Valle.
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