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  • Foto del escritorAdrián Gusqui

Luis rueda 'adrede'


Luis Rueda
Luis Rueda

El tren expreso hacia Lucho


Conocí la música de Luis Rueda, el guayaquileño de 45 años ex ‘La Trifullka’, allá en los tiempos de colegio, como en 2015, por un amigo que le había dedicado “Transparente” a su novia. Como todo un fan, fui a Youtube y busqué la canción, cuando la encontré la reproduje unas 7 veces seguidas. La letra es inmensa, y el videoclip es súper extraño y argento. Entonces dije (mientras veía las siguientes recomendaciones): “está bueno… ¿qué es esto? ¿Velo de Maya?” Y así fui yendo por todas las canciones que los fans habían publicado de Luis Rueda. Y claro, como todo romántico dediqué ‘Transparente’ unas semanas después.


Un año después conocí a Lucho en persona, era marzo del 2017, venía a Quito a promocionar su nuevo álbum ‘Adrede’. Se presentó en un pequeño bar de Cumbayá, en el que debieron estar como 20 personas, la mayoría sentadas con su pareja. Era la primera vez que lo escuchaba en vivo. ¿Y qué puedo decir? Magia, totalmente.


Al finalizar, temblando y con dos discos que me había regalado, le pedí una foto. Era la primera vez que saludaba a una estrella del rock y el bolero, y yo sin saber de rock ni boleros.

No es un disco ‘adrede’


El disco no salió este año, sino en 2017, aunque fue terminado oficialmente en 2016. Fue un trabajo que se laburó desde el 2012 y lo produjo Ricardo Pegnotti en AlMango Rec, Casa Alternador y Paradox. La grabación estuvo a cargo de Gustavo Ortiz y el mastering como la mezcla y la producción artística corrió a cargo de Pegnotti.


Tras el proceso, ‘Adrede’ no suena a algo hecho adrede, más bien suena a que la humildad de su título rebaja el poder transatlántico que un disco así supone.


 

Los mundos de cada canción

Son 13 canciones, ve por algo de comer porque se va a poner bacansísimo*


Todo Rueda


Con videoclip incluido, Todo Rueda, además de ser el nombre de la marca de la cerveza de Lucho, es la canción más entrometida para los pogos del disco. Es una canción que te dice “sé lo que eres, pero represéntate como lo que eres”, “¡sé el tornillo de las tuercas!” Te hace la pregunta: ¿te ahuevas o qué?



Diván


Más rock, más y más pogos. Más cabezas golpeándose y más camisas fuera. Diván es una canción que si uno no ve a Lucho pareciera que cuando la canta, te ve amenazante. En Diván la liberación de la raza humana es el único precepto, el desarraigo de los odios y de los comentarios ajenos, que no conocen quien eres ni a dónde vas en realidad. De los chismes cojudos, pues.



El mal necesario


Nadie se salva, si algo es real para todos, es el mal necesario. Esta canción revela el tipo de música a la que Luis Rueda acostumbra. Como si él fuese un violentado y debe enseñar a su audiencia a resistir y aprender de la violencia, o más bien, del mal necesario. Su objetivo: abrir los ojos y no dejarse, eso pasa y seguirá pasando.



Del mismo dolor, la misma fuerza


La batería de Christian Freire está para ponerse de pie y saltar a su alrededor. En esta canción hay dos momentos: los largos coros y las palabras cantadas velozmente por segundo. Aquí se habla de renacer. Como si la ceniza ya estuviese lo suficientemente madura para de nuevo ser fuego. De transformar la energía a nuestro favor.



Esquizoafónico


Aquí entra el ebow de Xavier Von Buchwald. Y es imposible no imaginar a una persona arrojada en su sillón dentro de una cabaña, viendo como la nieve se consume en la hoguera, en plena soledad, sin ninguna señal que el temporal parará. O puede que el solitario que está frente a la hoguera sólo escuche el frío y “ella” no le dé señales de nada, y mientras ve la hoguera, no aguanta más y prefiere decirle dispara de una vez o arráncame toda esta mala yerba”. Como: “dime si me quieres o no”. En conclusión, el frío lo deja afónico, pero, ¿el frío del temporal o el frío de “ella”?



No todo es para todos


En un tiempo, esta canción fue el opening de un show en un canal de televisión ecuatoriano. Un himno mediático. Es un retazo de infierno, muy bien tomado de él.


La canción dedica ideas de separación de la manada y pruebas de vida en el mundo ruin. Un diálogo extenso que ubica a cierto grupo arriba de otro, diciéndoles “no todo es para todos”, como que sólo la gente que se arriesgó lo entenderá. Esta canción termina entre voces de niños, recordando el final de “musiquita de mierda”, en el que pasó lo mismo.



Velo de Maya


Con videoclip, y desde 2014, Velo de Maya fue mi himno de la ducha por algunos meses. A decir verdad, es una canción, en cuanto a letra, muy complicada. Pero si el videoclip da respuestas, se puede simplificar en que Velo de Maya es una representación de la vida de un hombre, que en su trayecto ha cometido varios errores. Como si con el tiempo y la vejez, uno se pusiera a dudar si en realidad lo que pasó, lo hizo bien. Así dice la canción “mi audaz filosofía me puso a pensar, y el resto de equipaje me empezó a pesar.”


Y fuera del repensar, rescato una frase espectacular de la canción: “la piel es un refugio, no una diversión”. Que al hacer al amor, luego hay una conversación y no una huida.



Incertidumbre x certeza


Lo resumiré en esto: yo lo dije y de eso no me arrepentiré nunca. Una de las características de la música de Lucho es que es muy sincera y cruda, pero real. Crear certezas inhabilita a alguien de pensar, la incertidumbre alegra las críticas y funde el odio de los demás a quien dice la verdad.


Esta es sin duda la canción que justifica a los odiosos, que siempre, aunque les duela a los demás, tienen la razón.



Eres lo que aspiras


Fabián Prado entra en esta canción con los teclados, que al inicio de la canción ya abren el camino para el ritmo de la canción. Christian es impecable y Pedro Argüello en el bajo se hace escuchar en esta canción que se resumen en qué ¿para qué te quejas de quien eres, si eso aspiraste ser? La letra habla de dos caminos: ser lo que siempre quisiste, o largarte por donde viniste. Buscar ser feliz o morir siendo un triste.



No creo en la suerte


Inicia el amor y la búsqueda de alguien a quien dedicar lo que escuchas. Del azar y de la falta de ese alguien, que si se va, tu corazón deja de latir. Lucho es tan rock que un bolero le sale de la misma alma rockera. Llegando a sentir que su naturaleza se vulnera con sus letras.


‘No creo en la suerte’ puede ser una canción de “te fuiste y te explico que te extraño” o “te tengo y te explico porque te amo”. Y aunque suene muy romántica la canción, siempre en el amor de sus letras, hay una daga que lo apuñala en su corazón, y se ve su sangre en las letras.



Hijos del semento


“El hombre no se conoce a sí mismo, no conoce, ni sus propias limitaciones, ni sus propias posibilidades, ni siquiera conoce lo mucho que no sé qué conoce, el hombre ha levantado muchas máquinas, y sabe que una máquina complicada necesita algunas veces años de estudio cuidadoso antes de poder usarla o controlarla, pero no aplica este conocimiento a sí mismo, aunque él mismo sea una máquina mucho más complicada que cualquier máquina que ha inventado” (P. Ouspensky)



El Proceso


Puedo estar en un abismo pero the show must go on.



Adrede


El fin del disco y el homónimo del mismo. Luis Rueda termina el disco con una canción tranquila, dirigida al mar y a la resistencia del cuerpo y la mente ante lo que se venga. Si algo pasa adrede, adrede muere, o adrede lo volvería a intentar. Es una letra vulnerable, en la que la descripción del protagonista es de alguien débil pero que sigue ante todo, viviendo adrede la vida, viendo qué pasa y qué consigue.



 

Hace unos meses que los tres discos de Lucho (los tres de ‘Adrede’) que están al fondo de mi repisa de discos, y hoy los saqué a reproducir. Me suenan igual que cuando era súper fan del guayaquileño allá por el 2015. Se nota que la Trifullka nunca desaparecerá de su esencia musical, y es obvio, él marcó su historia. Su música devela fidelidad, no sólo a lo que escribe y compone, sino al estilo que ha tenido en todos sus discos, en ‘El Retrovisor’, ‘Yo Lucho y lo demás rueda’ y ‘Caldo de Cultivo’, de mezclar suavidad con puñetazos de realidad.


Del rock más puro al bolero más oscuro.


De lo romántico al ‘loco, no seas huevón’.

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