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  • Foto del escritorAdrián Gusqui

Lo + bacán del VAQ (día 1)

Actualizado: 8 ago 2018

Es sábado, hace un solazo que parece secar el lodo que dejó el invierno cambiante de Quito. La Carolina arde por los pies, que corren azorados porque se atrasan al primer día del VAQ, son las 12:35 y ya es hora.


Un desfile pasa antes de que inicie todo, un buen gentío pasa con disfraces típicos, y cierra la previa de este primer día de VAQ, que dentro de 10 minutos empieza a llenarse de público y de la voz de Emilia, sacudiendo la cabeza de la señora que se pregunta: “¿y esto?, es el diablo, memuero”. Pero no señora, “NO”, le responden esos pogos primitivos de estos 15 primeros minutos del VAQ, que lo abre la banda quiteña Minipony, liderada por Emilia, ‘guitarrizada’ por Amadeus, y ‘baterizada’ por Carlos Sánchez.


Minipony en el VAQ
Minipony en el VAQ | Foto: Adrián Gusqui

Desde la primera banda se pudo evidenciar el trip de todo este primer día: puro pogo. Toda subcultura se amoldó a un mismo público, en Minipony llegaron los metaleros, vestidos de chompas de cuero, pañuelos en la cabeza y gafas de sol, fueron ellos quienes formaron la primera llama y comenzaron los mosh y después pogos. Los golpes, empujones, patadas y codazos volaban por la humareda del lodo que ya se había secado por el solazo del sábado. Minipony dio un show fantástico, cargado de lo que prometieron: destrucción. Acabada su presentación, y en esos 15 minutos que cada artista tenía para el recambio en el escenario, Emilia y Amadeus se posaron en las afueras de la zona de artistas y se tomaron varias fotos con sus fans, asunto que lo repitió Alkaloides.


Los Alkaloides llegaron con un público más ambientado y numeroso, era la banda por la que muchas personas llegaron y se agolparon. Antes del inicio de su presentación la gente empezó a crear sus campamentos detrás del lugar, entre los árboles, comiendo, fumando, y bebiendo. Cuando salieron los quiteños, todos se abalanzaron al gentío y ‘Tal vez hoy en bici te vaya ver’ inició este boom de saltos e intentos de pogos, que también estuvieron presentes, y es que los metaleros nunca se fueron, y ahora marcaban su presencia con lo que les identifica.


Los Alkaloides en el VAQ
Los Alkaloides en el VAQ | Foto: Adrián Gusqui


Público más ‘hipster’ o alternativo (como gusten llamarlo), fue la tónica de la gente que llegaba, la cual saltaba, sudaba y coreaba letras icónicas, como la de “hagamos una peli de bajo presupuesto…” o “degenerar, yo sólo quiero, sólo quiero, sólo quiero, DEGENERAR…


El suelo se partió cuando ‘Ella viene del futuro’ fue tocada. Madre mía, qué nivel de salto en pocos minutos, las caras se estremecían de tantos coros, de tantos “ella viene del futurooooo”, quien no saltaba era arrollado/a por la manera sinfónica y estrambótica en la que algunos intentaban pogear con esta canción. Así se llegó al fin de la presentación de Los Alkaloides y se procedió a un descanso, donde la gente regresaba a los árboles de la parte trasera, y empezaban a juntarse, a cantar, comprar cervezas de lata (aunque estaba prohibido, ja-ja) o simplemente a charlar.


Y ya se sentía un aroma potente de weed.


Spiritual le siguió. La gente reggae, rasta y con vestimenta de amarillo, verde y rojo inundaron al público en esta presentación. El ambiente fue más chill, con banderas por todos lados y gente moviendo su cuerpo de izquierda a derecha a poca velocidad. Fue un show más suave, pero con intervalos finales que estremecieron a los fans de la banda. La puesta en escena de Spiritual: bellísimo. Su energía movía al gentío, y ‘Down Babylon’ se escuchó como casi el 30% del show. Pero con qué feeling. Una banda a seguir, sin duda.


Spiritual en el VAQ
Spiritual en el VAQ | Foto: Adrián Gusqui

El penúltimo artista en presentarse fue el amazónico Mateo Kingman. Su show se hizo esperar, y al salir movió hasta al más dormido. Sonó como una reivindicación de aquel cansancio que la tarde quiteña ataba al público a ya irse. ‘La Pantera’ fue vestida con una camisa clara de camuflaje y un jean. Saltó como un canguro e hizo saltar como uno. La energía que transmitió no deprimió ni decepcionó, hasta pogos se hicieron.


Tan épica fue la presentación que en ‘Mi pana’ lanzó versos de hip-hop a falta de Guanaco, y eso no fue todo, rehusó a seguir si no subían gente a bailar con él en el escenario, y así fue, no cantó hasta que subieron a gente, y tal como ahí arriba, abajo todo se descontroló.


De entre lo mejor del día uno, sin duda.


Mateo Kingman en mi pana, en el VAQ
Mateo Kingman en mi pana, en el VAQ | Foto: Adrián Gusqui

Para finalizar, la rumba aquietó los pogos y transformó la noche en una salsoteca al aire libre. La Malamaña prendió a ese pequeño espacio a lado de la cruz del papa. Las trompetas, las voces caribeñas, quiteñas y de buena onda movían a parejas y a individuos, que con los ojos cerrados disfrutaban del fin del primer día del VAQ, que tuvo de todo, desde rock pesado, rock más suave, ska, reggae, urbano experimental y salsa. Todo había salido bien en estas cinco primeras bandas, pero al día siguiente, otra fue la historia.


La Malañana cerrando el primer día del VAQ
La Malañana cerrando el primer día del VAQ | Foto: Juan Goyes
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