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  • Foto del escritorAdrián Gusqui

Lo + bacán del VAQ (día 2)

Actualizado: 9 ago 2018

Es el día 2. El sol está asesino, el de ayer fue un chiste a comparación de este dominguero. Los ritmos tropicales encienden los primeros minutos del último día del VAQ. Currumbao abre el telón con una explosión de ritmos tropicales e intenciones vibrosas con el público, el que se mueve al son de caribe y salsa. Veo algo singular. Una pareja llega caminando hacia la sombra de un árbol con sus mochilas. Las bota contra el suelo, es un hombre y una mujer. Y al soltarlas, ven al escenario y bailan. Como una bailoterapia. Es grandioso. La banda mueve al despistado y ejercita al madrugón. Es un gran inicio, el VAQ oficialmente vive su último día en este verano del 2018.


Currumbao en el VAQ
Currumbao en el VAQ | Foto: Adrián Gusqui

Todavía no hay mucha gente, la tónica son familias y paraguas en el público. Currumbao se apaga y viene la pausa para EVHA. El público aumenta. Hay más jóvenes. Más cabezas moviéndose a 2 km/h de izquierda a derecha. Los bajos de Kingman y Renata Nieto azotan el palpitar del público, que empieza a ‘tripear’ el ambiente eléctrico. Frente a los parlantes las personas sienten las vibraciones. Son pequeños golpes amazónicos en forma de onda, recapitulan los latidos por minuto a baja intensidad. Todo para estar afín a las canciones de la banda.


Así es el inicio del segundo día del VAQ, de salsa a electrónica. Y todo está bien. El ambiente pide más.


EVHA en el VAQ
EVHA en el VAQ | Foto: Paula Jibaja

Cuando EVHA termina, el público está muy prendido. Tuvo su espacio de relajación antes de la masacre moral, porque ya viene Da Pawn y Guardarraya.


Entra la penúltima banda. Mauro está de rojo. La banda forma su alineación y el público se agolpa como un bus en Quito a las 6 de la tarde. No puedes entrar ni salir. Todo es imposible en cuanto a movimiento. La única forma de moverte es pogeando. Pero en Da Pawn es poca la oportunidad de pogo. Sin embargo, si hubo pogos, y cuando los hubo la gente se veía y se decía: “¿Qué?” mientras reía.


Da Pawn en el VAQ
Da Pawn en el VAQ | Foto: Adrián Gusqui

La banda quiteña dedicó gran parte de la presentación a exhibir ‘Pistola de Balín’. ‘Verano en coma’ fue parte de la base para alterar al público y ‘El Peón’ cerró la presentación. Mezclando toda la presentación en un ambiente de secuencia en el que pasabas de estar moviéndote con enojo a estar balanceando tu cabeza con amor. No faltaron los típicos gritos de “¡Electrolitos!” O “Shiiiva”. Pero a parte de todo, Da Pawn conquistó a la masa de gente tras la cruz del papa, a paso de ‘Años’, ‘Balsa’ y ‘Dibujo por hoy’.


Da Pawn en el VAQ
Da Pawn en el VAQ | Foto: Adrián Gusqui

Mientras la última canción de Da Pawn sonaba, Álvaro Bermeo (Guardarraya) entraba al stage del VAQ. La cantidad de gente era desmesurada. Literalmente no podías moverte. Toda la zona destinada al escenario urbano estaba llena. La lomita que estaba al lado izquierdo del espacio del concierto, que en Currumbao tenía a 20 personas como máximo acumulados, ahora tenía a más de 100. Y qué hablar del espacio en general. Era a matar o morir. Pero llegó Guardarraya, y antes de iniciar dijo al público: “Disfrutemos pero con cuidado(...) si un hermano se cae, lo levantamos”.


La presentación de la banda quiteña fue la mejor del VAQ, el cierre de oro. Álvaro, junto a Mateo Crespo, Felipe Andino, Andres Caicedo y Franco Aguirre hicieron saltar a todos. Lograron que el quiteño se sienta más quiteño. Y que el ecuatoriano se sienta un súper ecuatoriano. Los intervalos entre canciones sirvieron para que Bermeo exprese ideas de cambio y de orgullo nacional. A favor de la despenalización del aborto, el uso de la bicicleta, abofetear al reggaetón y tocar aquel pedazo de corazón quiteño que necesita que le digan: “eres un chuchas”.


Guardarraya en el VAQ
Guardarraya en el VAQ | Foto: Adrián Gusqui

Era un político amado. Faltó el grito de “¡Álvaro alcalde!”


En escenario, Guardarraya es un modelo de unión. Todos compaginan, a pesar de la diferencia de edad. Sus canciones representan el ecuatorianismo y la pasión por estar en un escenario. Es brutal. Canciones como 1537, Machuca, Lero Lero (esta en especial) y Chuchaqui (por no decir todas), sembraron en el público un ambiente de amor por estar ahí, saltando y coreando las tristes letras que nos hacen unos tristes orgullosos.


El VAQ terminó de esta manera, con un cielo muy despejado, que a veces se tentó por llover y otras quemó nuestra piel. Hubo de todo, para todos los gustos. Desde el urbano, del que estamos hablando, y el nacional, qué pasó a pocos metros del urbano. Fueron dos días de poder absoluto, y aunque faltaron bandas de Cuenca y Guayaquil, fue un buen VAQ.


Si quieres saber qué fue lo más bacán del primer día, haz click acá: Lee sobre el primer día.

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